Génesis 9:18-29

Introducción

Amados hermanos, Noé y sus hijos, junto con todos los animales, han salido del arca. Ahora Noé y su familia pueden iniciar una nueva vida en el mundo de Dios contando con la gracia y la bendición de Dios a través de su pacto. El arco iris les recordará que el mundo no sería destruido otra vez con un diluvio. Dios es fiel y ha cumplido su palabra hasta este día. Pero también debemos recordar que Dios dijo en Génesis 8:21 que el corazón del hombre es malo desde su juventud, es decir, aunque el mundo entero fue destruido, el corazón pecaminoso del hombre sobrevivió, y solamente el poder regenerador del Espíritu Santo puede darle al hombre un nuevo corazón. El pecado todavía habitaba en Noé y en su familia. De modo que el pasaje nos relata un hecho triste y vergonzoso en la vida de Noé. Reflexionemos en Génesis 9:18-29 bajo la siguiente idea central:

El pecado de Noé propició que su hijo Cam lo deshonrará, y Noé maldice a Canaán, su nieto, pero bendice a Sem y Jafet. Para esto dividiremos nuestro sermón en los siguientes puntos:

  1. Noé y su familia comienzan a vivir en el nuevo mundo (9:18-19)
  2. El pecado de Noé y de Cam (9:20-23)
  3. La profecía de Noé (9:24-29)

Noé y su familia comienzan a vivir en el nuevo mundo (9:18-19)

Génesis 9:18-19 nos dice de una manera rápida y breve el inicio de la nueva vida en la tierra. Moisés, el autor, menciona dos veces en estos versículos a los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. Estas palabras representan que Dios cumplió su palabra de preservar a Noé y sus hijos durante todo el diluvio en el arca. Por medio de Noé, el justo, la bendición de Dios alcanzó a su familia. Los mantuvo a salvo y ahora comienzan su nueva vida en la tierra. ¡Qué bueno fue Dios con ellos! Además, Dios fue siempre fiel. Nunca los abandonó. Después de la tormenta llegó la calma, y ahora están a salvos para vivir en el mundo de Dios. Esto es lo que 9:18 comunica cuando dice que los hijos de Noé “salieron del arca”. Sí, ellos no iban a morir como los demás, sino que fueron preservados vivos dentro del arca.

Otro punto importante que no debemos perder de vista es el énfasis en la familia. No solo Noé fue salvo, sino también toda su familia. Se menciona a Noé y sus hijos, pero en la Biblia esta manera de hablar presupone que sus esposas estaban incluidas también. Es como si Dios dijera que había salvado a toda la familia de Noé. Dios así ha tratado siempre con su pueblo: trata con individuos, pero siempre dentro del contexto de la familia, la familia en la sangre, pero también la familia en la fe. Nunca ve a sus hijos viviendo alejados y aislados de la familia. Un verdadero creyente es uno que busca servir a Dios con su familia y que busca unirse y reunirse con su familia en la fe, el cuerpo de Cristo, sus hermanos y hermanas en Cristo.

Pero también Génesis 9:19 dice los hijos de Noé “fue llena toda la tierra”. Estas palabras indican que la bendición que Dios dio a Noé y su familia en 9:1,7 (cp. Génesis 1:28) se cumplieron. Dios es fiel a sus promesas y sus bendiciones no pueden ser frustradas ni siquiera por el pecado del hombre. Asimismo, estas palabras presuponen el gran cuidado de Dios hacia la familia de Noé, quienes bien pudieron haber enfermado gravemente y morir, pero Dios los preservó. A ellos y sus esposas los hice fértiles y pudieron tener hijos generación tras generación hasta que nuevamente la tierra empezó a llenarse de gente, de modo que podemos decir que toda la humanidad proviene de Sem, Cam y Jafet.

El pecado de Noé y Cam (9:20-23)

Pero, como ya hemos señalado, el pecado no fue erradicado por el diluvio, y conforme la vida se desarrollaba en la tierra, el pecado también se empezó a manifestar. En 9:20 se nos dice que Noé “comenzó a labrar la tierra, y plantó una viña”. Noé seguramente antes del diluvio se dedicaba a trabajar la tierra, es decir, era agricultor, como la gran mayoría de la gente en ese tiempo. Pero desde que Dios lo mandó a construir el arca, al parecer se dedicó más a la carpintería que la agricultura, aunque seguramente siguió trabajando en el campo. Ahora que ya no es necesario seguir en la construcción del arca, Noé regresó a su labor original de trabajar la tierra. Aquí vemos que el ser agricultor es un trabajo honrado como cualquier otro trabajo que sea honrado y no vaya en contra de los mandamientos del Señor. Seguramente Noé aprendió de sus padres y todos sus antepasados a cultivar uvas, y por ello procedió a plantar una vida, un viñedo.

Pero lo siguiente que hizo Noé nos deja atónitos, ya que podemos ver que el hombre justo y perfecto en sus generaciones, quien había hallado gracia delante de Dios, no estaba libre de pecado; seguía siendo un pecador que necesitaba arrepentirse de sus pecados diariamente y ser santificado cada día. El texto nos dice que Noé bebió del vino y se embriagó. En ese tiempo el jugo de la uva no podía guardarse en refrigeradores, por lo que, si no se consumía a tiempo, el jugo empezaba a fermentar y entonces se volvía una bebida que contenía alcohol. No tenía un alto grado de alcohol, pero si era ingerido en mucha cantidad podía intoxicar a uno. Y eso fue lo que pasó con Noé.

Aquí debemos decir que el vino no es malo, ya que es fruto de la vid, fruto de una planta que Dios ha creado. Además, debemos recordar que el pecado reside en el corazón del hombre y es él quien usa correcta o incorrectamente las cosas. Además, la Biblia misma nos dice que Dios hace producir el vino y lo da al hombre. El Salmo 104:14-15 dice: “Él [Dios] hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre, sacando el pan de la tierra, y el vino que alegra el corazón del hombre”. En 1 Timoteo 5:23, el apóstol recomienda a Timoteo que “ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades”. Asimismo, leemos en Juan 2:1-12 que el Señor Jesús convirtió agua en vino en una fiesta de bodas. Pero nuestro texto nos alerta al hecho de que el vino, aunque bueno en sí mismo, si se abusa de él consumiéndolo en exceso hace que uno se embriague o emborrache, y eso sí es pecado. 1 Corintios 6:10 nos dice que “los borrachos” no heredarán el reino de Dios. Y el apóstol Pablo menciona en una lista de pecados la borrachera en Romanos 13:13 cuando dice: “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras”.

Pero nuestro pasaje es muy claro al mostrarnos que Noé pecó al embriagarse y por su pecado de borrachera, propició que su hijo Cam pecará contra él también. 9:21 nos dice que Noé “estaba descubierto en medio de su tienda”. Estaba desnudo, completamente expuesto, y no se había dado cuenta, porque la borrachera produce que el hombre pierda la consciencia y actúe de una manera completamente irresponsable. Los resultados de la borrachera son desastrosos. Es triste cómo mujeres y hombres al embriagarse hacen y dice cosas tan vergonzosas, y eso fue lo que pasó con Noé también. Lo que hizo fue muy vergonzoso.

El pecado de Noé llevó al pecado de su hijo menor, Cam. Génesis 9:22 da a entender que Cam al entrar en la tienda de su padre lo encontró desnudo. Esto suele suceder en todas las familias por una u otra razón, pero los hijos cristianos no deshonrarán a sus padres burlándose de ellos y contarlo a los demás. Pero Cam, era un hijo que había perdido respeto por su padre, que al parecer era muy inmoral, ya que ve desnudo a su padre, y en lugar de cubrirlo, lo deja completamente expuesto. Y si esa deshonra no hubiera sido suficiente, salió de la tienda para ir a contarlo a sus hermanos en son de burla. Su padre quedó deshonrado. Cam había perdido todo respeto a su padre, y vivía en un estado de inmoralidad. Violó gravemente el quinto mandamiento que dice que los hijos deben honrar a sus padres. Pero no pierdan de vista que el pecado de Noé de borrachera propició el pecado de inmoralidad sexual y deshonra de su hijo Cam.

La actitud de sus hermanos al enterarse por boca del mismo Cam fue muy diferente. Génesis 9:23 deja muy claro que Sem y Jafet “tomaron la ropa y la pusieron sobre sus propios hombres, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre”. Sem y Jafet sí tenían temor de Dios y respeto a su padre. No se atrevieron a mirar la desnudez de su padre porque sabían que su padre estaba completamente expuesto como resultado de su propio pecado. La desnudez del cuerpo no debe ser motivo de burla ni de exponerla ante todos. La desnudez era el estado de Adán y Eva antes del pecado, pero cuando pecaron sintieron vergüenza de estar desnudos. Por el pecado ahora la desnudez es abusada por los hombres y la usan para explotar a hombres y mujeres deshonrando así completamente a sus prójimos. Vivimos en una época en que se ha perdido todo respeto por la privacidad de nuestros prójimos; tristemente las mujeres a propósito se exponen ante los hombres mostrando prácticamente todos sus cuerpos provocando lujuria y malicia en los hombres que las ven. Como cristianos debemos honrar a nuestros padres y a nuestros prójimos, y una forma de hacerlo es respetando sus cuerpos y no burlándonos de nadie. La pornografía es un gran pecado en la humanidad, pero especialmente la pornografía infantil donde gentes depravadas abusan y explotan a los más indefensos que son los niños.

El Señor Jesucristo nos ha rescatado, hermanos, del pecado de la lujuria, y por su gracia ya no somos condenados por ese grave pecado. Pero no seamos ingenuos, porque todavía tenemos residuos de pecado de inmoralidad sexual y debemos rogar a Dios que nos fortalezca para vencer la tentación. Cuidémonos a nosotros mismos y también cuidemos a nuestros hijos. ¡Qué grave pecado dentro de la familia de Noé! No pensemos que nosotros nunca caeremos en un pecado así. El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 10:12: “El que crea estar firme, mire que no caiga”. Y con razón el Señor Jesús nos ha enseñado a orar en el Padrenuestro diciendo: “No nos metas en tentación, mas líbranos del mal” (Mateo 6:13).

La profecía de Noé (9:24-29)

Pues el pecado de Noé (borrachera) y el pecado de Cam (deshonra y moralidad pervertida) llevó a una profecía de Noé. Pero antes de eso, leemos en 9:24 “Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven”. Noten que el vino embriagó a Noé quien se durmió y no se había absolutamente nada de lo que le había sucedido, hasta que sus hijos Sem y Jafet probablemente se lo dijeron. Como dijimos antes, la borrachera nos hace perder la consciencia y nos deja expuestos a cualquier tipo de humillación y abuso por parte de gente perversa. El gran Noé tirado desnudo en su tienda completamente vulnerable a cualquier perversidad o maldad, y esa maldad provino de su mismo hijo, y de su hijo más joven. ¡Qué lamentable situación!

Pues al enterarse Noé, Génesis 9:25 nos dice que Noé habló y dijo (leer 9:25-27). Básicamente vemos aquí una profecía de Noé que tenía que ver con lo que en el futuro iba a pasar a los descendientes de sus hijos, a las naciones que saldrían de ellos. Esta profecía contiene dos partes: una maldición y una bendición. La maldición la vemos cuando dice en 9:25: “Maldito sea Canaán; siervo de siervos será a sus hermanos”. Noé no tenía ningún poder en sí mismo para que esta maldición surtiera efecto en su nieto Canaán. Por esa razón creemos que Dios fue quien inspiró a Noé con estas palabras, y la maldición se cumpliría porque Dios la haría cumplir, aunque usó a Noé para pronunciarla. La maldición significa que algo terrible iba a suceder sobre quien recaía. Observen que Noé no maldice directamente a su hijo Cam, sino al hijo de Cam, es decir, a su nieto Canaán.

Antes de continuar es importante que notemos que en nuestro pasaje ya se nos ha anticipado que Cam era el padre de Canaán. Lo dice 9:18 y 22. Dos veces se dice que Cam era el padre de Canaán. Es un recurso literario de la lengua hebrea para anticipar que algo iba a suceder con Cam y sus descendientes. Por otro lado, es interesante que Noé no maldiga directamente a su hijo Cam, sino al hijo de Cam. Aquí podemos ver el principio de la representatividad que ya vimos varias con Noé. Es decir, el padre representa a su familia dentro de los pactos de Dios. En este caso, tristemente el pecado de Cam afecta a sus descendientes. Podemos ver esto en el segundo mandamiento que dice “Jehová visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta la cuarta generación de los que me aborrecen”. Aquí vemos que el pecado de Cam afectó a su hijo Canaán. Ahora bien, aun cuando Noé no maldice directamente a su hijo Cam eso no quiere decir que todo estaba bien con Cam. No. La maldición recaía indirectamente sobre él también al saber que su padre había maldecido a su descendencia, lo cual era forma de decir que también Cam era ahora despreciado por su padre. Ya no podía confiar en él y Cam viviría en una situación de deshonra también. Él deshonró a su padre, ahora él queda deshonrado y no solo él, sino su descendencia.

Por otro lado, vemos que la maldición no tiene que ver con individuos solamente, ya que Canaán era el padre de los cananeos que moraban en la tierra de Canaán a donde se dirigían los israelitas que andaba en el desierto. Estos cananeos también eran gentes perversas que cometían toda clase de inmoralidades. Hay una lista de todas las inmoralidades que los cananeos practicaban desde antes que los israelitas ocuparan Canaán, y Dios les prohibió expresamente que no hicieran las mismas abominaciones que ellos. Levítico 18 nos da esta lista de pecados. Esto, hermanos, debe advertirnos seriamente que en la forma que los padres se comportan, los hijos lo harán también. Lo que enseñes a tus hijos ahora, eso harán en el futuro y la transmitirán a sus hijos y a los hijos de sus hijos, y en ese sentido es como una maldición también. Por la gracia de Dios no todos los hijos siguen el ejemplo de sus padres, pero esas son excepciones. Noten una vez más que en la Biblia los pactos de Dios incluyen y afectan a toda la familia, como también rechazar el pacto afecta no solo al individuo, sino a toda su descendencia.

¿Qué clase de maldición caería en Canaán? Moisés usa una expresión para describir una maldición totalmente humillante cuando dice: “siervo de siervos” será a sus hermanos. Es decir, experimentarán la esclavitud más humillante. Y es que eso es lo que el pecado hace en nuestras vidas hermanos. No te engañes que todo estará bien si te alejas de Dios. El hecho mismo de alejarse de Dios ya constituye un grave pecado, pero sus consecuencias las iremos experimentando poco a poco, y esas consecuencias con toda seguridad vendrán.

Por otro lado, vemos que Noé pronuncia una bendición en 9:26-27 ya que bendice al Señor el Dios de Sem, y dice que Dios engrandecería a Jafet. La bendición recae sobre Sem y Jafet. Los descendientes de Sem son los semitas, y entre ellos se encontraban los hebreos o israelitas o judíos, el pueblo de Dios, de quien nacería un día el Señor Jesucristo. Por esta razón vemos que indirectamente Dios profetiza por medio de Noé que su plan de salvación continuaría hasta que se consumara, hasta que encontrara su pleno cumplimiento en la venida de nuestro Señor Jesucristo. Es en este Hijo de Dios, el Santo Hijo de Dios, en quien nosotros esclavos del pecado podemos encontrar verdadera libertad y ser liberados de la maldición del pecado para alcanzar la bendición de la vida eterna. Aparte de Cristo estamos malditos, pero en Cristo somos benditos. Alejémonos del pecado de la borrachera y de la inmoralidad sexual, criemos a nuestros hijos “en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:1). Y recordemos que los pecados de los padres no solo afectan a ellos mismos, sino a todos sus hijos. Es como una maldición que se transmite de padres a hijos, pero en Cristo esa maldición es destruida para heredar bendición por su gracia y misericordia. Amén.

[Este sermón se predicó el 14 de noviembre del 2021 en la Iglesia Reformada “Valle de Gracia.” Se puede ver el servicio por nuestro canal de YouTube.]